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Portada del libro

Astrología Transdimensional.

La otra dimensión de la astrología
Juan M. Martínez Puertas

           

Un descubrimiento de la astrología y de su funcionamiento a través de los campos magnéticos y de los chakras. Aprende de una manera sencilla las técnicas ancestrales que empleo en mi consulta.


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Índice de contenido

Agradecimientos

Advertencia al lector

Acerca de este libro

Qué es la astrología

La precesión de los equinoccios

Los habitantes de los polos

Gemelos

¿Cómo influyen los nuevos planetas?

Experimentos para desacreditarla

Lo que puede ser

Visiones de la Alhambra Interna

Astrogénesis

El universo transdimensional

La carta astral

Los signos del zodiaco

Cualidades de los signos del zodiaco

Elementos de los signos del zodiaco

Los planetas

Las casas

Los aspectos 

Los otros aspectos

Las reglas del juego

Estrellas fijas

Astrodiagnosis

Astrología transdimensional

Compatibilidad personal

Las fechas de nuestro destino

Otras técnicas

La Revolución Solar

Las progresiones

Las direcciones primarias 

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 Lo siguiente hace referencia a partes teóricas del libro: "Astrología Transdimensional".


El universo transdimensional
 
  Me gustaría comenzar por describir la técnica de meditación que he descubierto, es una técnica transparente y natural, no hay que imaginar, sólo experimentar.
  Me relajo hasta sentir ingravidez, sereno mis emociones, silencio mi mente, sin proyectar pensamientos, transparencia. No son luces residuales, son los colores que veo cuando llevo un tiempo con los ojos cerrados, conforme detengo el pensamiento, la luz de color comienza a ordenarse en patrones, son los mandalas de los chakras. En el centro de cada mandala hay un círculo, un chakra se abre en forma de túnel, como en la experiencia cercana a la muerte, en la respiración de renacimiento, en la comunión con las plantas sagradas... Cuanto más tiempo logro la transparencia, más vibración, definición del mandala y luz. Comienza a despertar la visión interna, me siento como un niño, abriendo los ojos a un mundo nuevo, aprendiendo a interpretar lo que observo.
  Soy, conciencia sin pensamiento. En el ser sin tiempo, principio ni fin, tu ni yo. Puedo estar en cualquier lugar, en cualquier tiempo, vivo en todo lo creado. Soy la unidad del cero, el uno y el infinito, la luz que vive en todo, en las posibilidades existentes, desde lo más sencillo a lo más complejo. Soy el creador del programa en el que vivo al mismo tiempo.
  Tomo conciencia de mi cuerpo de luz; que habita en el cuerpo físico, enfoco mi atención en percibir la luz etérica del Sol, la Luna y los planetas. Descubro que cuando tomamos el primer aliento, sincronizamos nuestra vida con la vida del universo y recibimos la impronta de la energía del cosmos, su estructura queda grabada en nuestra aura. Nuestro cuerpo físico conforma las características de nuestros cuerpos de otras dimensiones, que permanecen vibrando durante toda la vida, con la música que estaba emitiendo el cielo en el momento de nacer, como un diapasón, como un programa informático que queda grabado y comienza a desarrollarse. Al igual que en el último aliento, el espíritu abandona definitivamente el cuerpo, desconectándose de éste, el primer aliento es el momento en el que el el yo eterno, conecta el cordón de plata con el cuerpo físico. A partir de tomar nuestra primera respiración, las distintas sinfonías que los astros tocan día tras día interpenetran nuestra luz y melodía personal, que se manifiesta en el aura. Cuando los astros continúan su movimiento, alteran una parte de la vibración fundamental con la que nacimos, impulsándonos a nuevos retos y experiencias psicológicas. Así se desarrolla nuestro destino, desde el punto de vista del ser real nosotros elegimos la aventura de encarnar en un instante preciso, y el proyecto fundamental de nuestra vida en la realidad material.
  Nuestra carta astral es la proyección de nuestro plan de vida, y está íntimamente relacionada con el plan de vida de nuestro ser ilimitado, a lo largo de la vida evolutiva que implica más que sólo la dimensión actual de existencia en la materia.
  Nuestra aura está formada por los chakras; espirales de emisión y recepción de energía, que vibran con una frecuencia específica, sus pétalos son la manifestación palpable, visible y sonora, de una ondulatoria. El chakra raíz; Mulhadara, por ejemplo, se representa con cuatro pétalos, este vibra en armónicos del cuatro, es la frecuencia la que le da la forma cuadrada y un sonido determinado, así sucede con cada chakra.


Los signos del zodíaco
  El Sol; regente de Leo, es el corazón de nuestro Sistema Solar, el cuerpo visible de un ser de muy elevada evolución que está conectado al corazón de todo ser viviente. El Sol transdimensional está constituido, al igual que los seres humanos, por doce chakras, que, entre otras funciones, son puertas de entrada a otras dimensiones. Al atravesar la puerta de un chakra encuentras un túnel. Los doce chakras del Sol se comunican a través de sus túneles con los doce chakras de la Tierra y de los planetas.
  Cada chakra solar emite la cualidad de un signo, esta información viaja desde el Sol hacia la Tierra, su manifestación física es el viento solar, que genera intensos campos electromagnéticos alrededor de la Tierra, debido a su magnetosfera. La zona que se extiende por el lado de la sombra creada por la línea Tierra-Sol, forma una especie de cola cometaria, la punta de ésta señala constantemente en sentido opuesto a la posición del Sol, siempre en el plano de la eclíptica; base del cálculo astrológico.

  


En la imagen podemos ver una
recreación artística del viento solar, creada
por K. Endo.

Cuando el bioplasma solar llega al campo magnético terrestre, éste lo desvía hacia los polos y sitúa una importante cantidad de protones y electrones en órbita a la Tierra que devienen en los cinturones de Van Allen. Según mi visión, el cinturón exterior; más conectado al plasma solar, dispone de tres sectores de energía; cardinal, fija y mutable, conectadas con el tiempo; presente, futuro y pasado respectivamente. El cinturón interior está conectado al plasma atmosférico terrestre, y dispone de cuatro sectores de energía, relacionados con el espacio; los cuatro puntos cardinales, los cuatro elementos de la materia, de la madre Tierra. La combinación de las frecuencias de ambos cinturones son la manifestación visible de lo que conocemos como los doce signos del zodíaco.

 



En esta imagen vemos una foto de los cinturones de

radiación. Cortesía de Terrance Onsager/NOAA.

Un signo del zodíaco es un reino de experiencia, un reino que no es de este mundo, pero se manifiesta en él. Cada reino tiene un símbolo; el de su signo zodiacal. Cuando encarnamos, lo hacemos a través de los portales de estos reinos, elegimos el signo solar en el que vamos a entrar en la vida física, además de los signos de la Luna, del Ascendente, de Mercurio, de la Cabeza del Dragón...


Los planetas
  La energía planetaria vive en nosotros; como marionetas manejadas por varios guantes que tienen su función en cada uno de nuestros chakras. Las energías planetarias y nuestra propia energía, son en realidad una. Somos extensiones de la Madre Tierra, del Sol, de la Luna, de cada planeta, al mismo tiempo títeres y titiriteros, individuos independientes y una única conciencia.
  Cada planeta es un ser de elevada evolución espiritual, somos parte de él, y en un nivel más elevado, él es parte de nosotros. La conexión se realiza a través de nuestros chakras, una de cuyas funciones es la de hacer de portal de conexión con otras dimensiones. Cuando atraviesas una de estas puertas, te encuentras en un túnel. Si logras salir del cuerpo por la puerta del corazón; Anahata, el cordón de plata que une a tu cuerpo físico con tu cuerpo transdimensional, sale del corazón, te encuentras en un nuevo estado de conciencia, en una nueva dimensión, y te sientes unido al corazón de todo. Si consigues salir por el túnel del chakra Sahasrara, el cordón de plata sale de la corona, y experimentas la conciencia cósmica. Según el chakra en el que enfocas tu meditación, la experiencia es distinta.
  Todos los planetas se interconectan con nosotros mediante túneles; puertas dimensionales que se abren en conexión con el planeta Tierra, y con nuestra aura.
  Vivimos en nuestra aura, y ésta al mismo tiempo vive en el cuerpo físico, formada por varios cuerpos, en los que se manifiesta nuestro yo real individual, que existe en una dimensión cuya correspondencia física puede encontrarse en el sistema estelar de Sirio; por ejemplo. Nuestro yo real dispone de la capacidad de experimentar varias existencias al mismo tiempo, en varias dimensiones simultáneamente, como si tuviésemos varios juegos de una realidad virtual muy avanzada, en los que adquirimos experiencia, enfocamos nuestra conciencia, y vivimos. Todos pueden en algunos momentos interconectarse entre sí.
  Estamos experimentando vidas paralelas. Imagina que Urano entra en aspecto con un planeta de tu carta natal; se abre un portal de comunicación, un túnel que conecta el planeta con un chakra correspondiente de tu campo áurico. Esto permite la conexión con el ser uraniano del futuro, que es de otro planeta y de otra dimensión, y que eres tú, este ser tiene una vida paralela en dicha dimensión, y está influyendo en tu vida física presente. Tu ser del futuro conecta con tu cuerpo etéreo-físico, se pone en comunicación tele-empática contigo, y te pone en contacto con los seres que se relacionan con él. La conexión se realiza en el momento en el que el aspecto se produce, seas o no consciente.
  Por lo tanto, cada chakra es también una puerta que se abre a un túnel, a través del cual conectas con la energía y la información de tu vida en cada dimensión y planeta.
  Según mi visión, el chakra del corazón está relacionado fundamentalmente con el Sol, siguiendo una espiral que va hacia el chakra umbilical; llamado Manipura, regido por el planeta más cercano al Sol; Mercurio, regente de Virgo, que a su vez rige la zona abdominal. Siguiendo la espiral, nos encontramos el chakra de la garganta; Vishuda, regido por Venus/Tauro, que es el siguiente planeta más cercano al Sol. Avanzamos en la espiral, y llegamos al chakra sexual, Swadhisthana, conectado con Marte. La Tierra no se toma en consideración, puesto que estamos en ella, Marte es el regente clásico del signo de Escorpio, que rige los órganos sexuales. La espiral continúa avanzando hasta llegar a Ajna; el chakra del entrecejo, el que nos da la sabiduría y la visión en todos los planos, conectado con el siguiente planeta; Júpiter, regente de Sagitario, el signo de la sabiduría. La espiral desciende ahora a mulhadara, el chakra raíz, relacionado con el siguiente planeta; Saturno, que nos proporciona la seguridad, la percepción de la forma. Curiosamente en este chakra la tradición hindú dibuja un elefante, lento, pesado, paciente, responsable... como Saturno. La contraparte vital de este chakra, muy posiblemente está relacionada con la Luna. Por último, la espiral asciende al chakra corona; Sahasrara, posiblemente regido por Urano (clarividencia), Neptuno (clariaudiencia) y Plutón (voluntad espiritual y autoconsciencia).
  A lo largo de la evolución espiritual del ser humano, una pequeña parte de la energía vital latente circula por los nadis Ida y Pingala, y así los chakras van despertando poco a poco sus potenciales. Cuando un ser humano elige la evolución por la vía directa, el prana pasa a fluir a través del canal central; Sushumna. La Cabeza del Dragón es este nadi central, pues la Luna se manifiesta en Ida, el Sol en Pingala, y el canal central puede estar representado por la conexión de ambos, que se produce a través de los eclipses, el punto astronómico en el que se producen los eclipses, es la Cabeza del Dragón.

Mi visión astrológica sobre los
planetas y los chakras.

Esta imagen antigua trata sobre
alquimia y astrología. Presenta una
visión desde otra perspectiva sobre
los planetas y los
chakras.

Las casas
  Cada planeta emite una energía, una enseñanza, una cualidad, la Tierra también, estamos inmersos en ella, en la influencia amorosa de sus doce chakras. Al igual que los chakras de los seres humanos están conectados con los plexos nerviosos en nuestro organismo, el aura de la Tierra está conectada a su campo magnético.

  Cuando el Sol, en su movimiento aparente por la eclíptica y por la rotación terrestre, “toca” el horizonte Este, amanece, y se produce un chispazo originario de energía que, como al lanzar una piedra en un estanque, genera ondas. Los chakras de la Tierra pueden observarse como pétalos muy parecidos a un arco voltaico dorado, que parten de la ionosfera y se disponen alrededor del ecuador, posiblemente en el electrochorro ecuatorial. Estos doce arcos etéricos entran en resonancia con los doce chakras del Sol, conformando las doce casas, éstas, al tener que ver con la rotación terrestre afecta a lo más cercano a nosotros, a nuestra constitución física y a nuestras circunstancias vitales, reflejadas en el ascendente y en las demás casas astrológicas.
  Según mi visión, las casas tendrían que ser iguales. Sin embargo, desde el impacto de un cuerpo celeste con la Tierra, el eje terrestre dejó de estar en posición vertical, los diversos sistemas de casas creados, son aproximaciones para corregir esta anomalía.

En esta figura podemos contemplar una
recreación por ordenador de la
NASA,sobre cómo se distribuye el
campo magnético terrestre.

Boceto de la visión de los arcos de luz que
rodean a la Tierra.


Los aspectos
  Cuando existe un aspecto en nuestra carta natal, o se produce por el tránsito de un planeta sobre nuestro radix, la energía de los planetas implicados entra en resonancia con nuestra aura, con los chakras conectados a dichos planetas, y con la situación que tienen en la carta astral por signo, casa, etc., esta resonancia abre un túnel, un portal de comunicación con los seres de otra dimensión, y con tu cuerpo de dicha dimensión perteneciente a los planetas implicados. A través de los mencionados túneles sentimos la conexión planetaria. En el caso de los tránsitos, el portal tiene un tiempo de máxima apertura mientras el aspecto es exacto, y la apertura va disminuyendo hasta desaparecer cuando se supera el orbe, que tiene que ver con los grados de anchura del túnel.
  Hemos hablado de los tránsitos, pero al igual que nuestra carta natal es una representación de nuestra aura, de la misma manera que al respirar por primera vez recibimos la impronta de la situación astral en ese momento, queda grabado el programa que se va a desarrollar a lo largo de nuestra vida, que como una semilla, contiene la promesa de su desenvolvimiento. Esta es una explicación sobre las progresiones, las direcciones primarias, etc., que nos ayudan a estudiar nuestro destino, siendo técnicas complementarias.
  La civilización humana se encuentra en el salto evolutivo de enfocar su conciencia desde el tercer chakra; Manipura, de diez pétalos, al cuarto chakra; Anahata, de doce pétalos, de aquí que aquellos aspectos armónicos del doce, son los que en el estado actual de nuestra oleada evolutiva, hemos de desarrollar, y son más intensos en su efecto.
Los aspectos subarmónicos del doce son siete:
- 12 x 1 . La conjunción por una parte, el semiséxtil y el quincuncio por otra .
- 6 x 2. El sextil y la oposición.
- 3 x 4. El trígono y la cuadratura.
  Podemos observar que tanto el doce como el uno están en resonancia con los siete aspectos, que el sextil lo está con la oposición y con el trígono; 2 x 3, y que la cuadratura lo está con la oposición; 2 x 2.
  La semicuadratura y la sesquicuadratura; subarmónicos de la cuadratura; 4 x 2, funcionan, pero de manera más débil. Aspectos derivados del quintil, septil, novil, etc. también funcionan débilmente y están más bien reservados para nuestra evolución futura.
  Estos siete aspectos son doce en realidad, si tenemos en cuenta que; salvo la conjunción y la oposición, todo aspecto puede ser de ida, o de retorno. Así que tenemos, doce signos, doce casas, doce aspectos y doce planetas; cuando se descubran los dos de influencia astrológica que faltan.
  Quisiera destacar el sextil, un aspecto que participa de ambas naturalezas; 3 x 2, par e impar, el hexágono que se forma de la unión de un triángulo con la base abajo, y otro con la base arriba, la unión de los opuestos, la conciliación de los contrarios, la unión de la materia y el espíritu que se produce en el chakra del corazón.

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